Hace más de dos años, un poeta maldito del cual me enamoré y desenamoré en proporciones de desastre natural (breve, pero carajo, qué fuerte estuvo!) me tomó de la mano y paseó por oscuridades que yo intuía, pero nunca me habían presentado formalmente.
Entre tormentos y locuras, me regaló a esta mujer argentina que supo morir cuando no debía, antes de que yo naciera. Hoy me acordé de ella, porque sí. Aquí les regalo un pedacito, especialmente a mi querido Running que ha decidido odiar todo lo argentino, y al doc. amorraro, para que sepa, de mi parte, que no estamos solos en este tema de no entender ni mierda.
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe
- Alejandra Pizarnik, 1962
4.3.07
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