No confundir. No se trata de un chico que añora un par de gametos que no se le dieron. Tampoco se trata de muchachos tratando de aprender el siempre rentable arte del tacón. No.
Estamos hablando de aquel genuino intento de jugar con todos los resquicios de femineidad que su creatividad, y la de sus otros amigos pajaritas, le permite o ensalza. Las reglas son sencillas, por ende bastante flexibles. Van desde untarse
gel en el pelo en cantidades que harían empalidecer al mismo Elvis, a adoptar un código de vestimenta que emule a un RBD con ganas de experimentar con esa nena Bratz que indefectiblemente llevan dentro.La característica no negociable de la pajarita es saberse todas las coreografías de cuanto grupo brasilero haya existido. Esta particularidad es especialmente interesante ya que el inconciente colectivo de las pajaritas se interconecta a la velocidad del rayo apenas comienzan los primeros acordes de Axe Bahía y se lanzan a correr desesperadas de todos los rincones de la discoteca esquivando gente, tragos, mesas, sillas y hasta atravesando paredes por algún fenómenos de pajarita-transferencia que aún sigue en investigación. Una vez en la pista de baile, comienza la danza sincronizada de samba pop con unn coordinación y esfuerzo que parece que en ello se les fuera la plumífera vida.
La variante mas conocida de las pajaritas es la pajarita gorda. Lo cual es una paradoja per se, ya que la pajarita jamás debe pesar más de 10 kilos de peso vivo, o su equivalente en accesorios (correas anchas, lentes enormes, anillos grandes como tuercas de tractor, etc.).
Las pajaritas son una especie invasiva a partir de 1998 (año que Lima se volvió rosada por la primera película de Bayly), por lo que no se avizora una reducción de población.
Claro, siempre hay escopetas. Eso sí.
